Masturbacion Tantrica
El cerebro es el principal órgano involucrado en la experiencia sexual, ya que regula las sensaciones, emociones y deseos a través de complejos procesos neuroquímicos y cognitivos. No solo procesa estímulos sensoriales, sino que también les otorga significado, modulando la percepción del placer y la excitación.
Sin embargo, factores como el estrés, la ansiedad y el miedo pueden inhibir la respuesta sexual al activar el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, aumentando la producción de cortisol, lo que reduce la excitación y la función eréctil. En consecuencia, el deseo sexual no depende únicamente de estímulos físicos, sino de la interacción entre procesos cognitivos y emocionales, donde la anticipación, la seguridad y la conexión interpersonal juegan un papel fundamental en la respuesta fisiológica y psicológica del organismo.
El tantra es una práctica ancestral que concibe la energía sexual como una de las fuerzas más poderosas del cuerpo, no solo como un medio de reproducción o placer, sino como una vía de transformación y expansión de la conciencia. A diferencia de la visión convencional del sexo, que suele centrarse en la descarga rápida de energía, el tantra busca prolongar la experiencia, dirigir la energía y trascender el placer físico para alcanzar estados más elevados de conexión y plenitud.
Todo comienza con la respiración, el punto de entrada para conectar la mente con el cuerpo. A medida que la respiración se vuelve más profunda y consciente, la energía sexual, en lugar de dispersarse, empieza a acumularse. En este estado, el deseo no es una urgencia, sino un fuego interno que crece lentamente, expandiéndose por todo el cuerpo. Los cuerpos se tocan, pero el énfasis no está en la rapidez o la intensidad del acto, sino en la sensibilidad, en la atención plena de cada caricia y en la conexión entre ambos.
La mente juega un papel central en esta experiencia. A medida que la excitación crece, el cerebro libera una combinación de neurotransmisores como dopamina, oxitocina y endorfinas, generando sensaciones de placer, apego y bienestar. Pero en el tantra, el objetivo no es simplemente alcanzar el clímax, sino prolongar ese estado de alta energía, permitiendo que el placer se convierta en una ola continua que fluye por todo el cuerpo.
Para el hombre, esto implica el control de la eyaculación, evitando la pérdida abrupta de energía y permitiendo que la excitación se mantenga. Para la mujer, significa alcanzar niveles de placer más profundos y sostenidos, despertando zonas del cuerpo que usualmente no son estimuladas de manera consciente. La respiración sincronizada, el contacto visual prolongado y la concentración en la energía que circula entre ambos cuerpos potencian la experiencia, llevando a momentos en los que la frontera entre lo físico y lo espiritual parece desdibujarse.
Cuando la energía sexual es cultivada de esta manera, no solo se transforma la experiencia del placer, sino que también se genera un estado de bienestar general. La práctica tántrica enseña que la energía no debe disiparse de inmediato, sino ser elevada a través de los centros energéticos del cuerpo, desde los órganos sexuales hasta el corazón y la mente, permitiendo que se convierta en creatividad, vitalidad y conexión emocional profunda.
Al final, el tantra no busca la satisfacción momentánea, sino un estado en el que la sexualidad se convierta en una fuerza que nutra la vida diaria, potenciando la conexión con uno mismo y con la pareja. En este camino, el placer deja de ser un simple estímulo físico y se transforma en una experiencia de plenitud que trasciende el cuerpo y se funde con la totalidad de la existencia.
Beneficios de la masturbación tántrica
Aumenta la sensibilidad y el control del placer.
Expande la energía sexual por todo el cuerpo.
Ayuda a mejorar la conexión con uno mismo y la autoestima.
Favorece orgasmos más intensos y prolongados.
Permite a los hombres retrasar o evitar la eyaculación.
En mujeres, potencia orgasmos más profundos y múltiples.
Primer Método
El roce fue ligero, casi imperceptible, pero su efecto fue inmediato. La piel, ese vasto territorio de sensibilidad, detectó la presión y la temperatura al instante. Miles de receptores escondidos en la dermis despertaron, enviando señales eléctricas a través de los nervios, como un mensaje urgente dirigido al cerebro.
Allí, en fracciones de segundo, la información fue descifrada: algo cálido, algo suave, algo familiar. Quizás la caricia de una mano, el roce de una tela o el frescor de una brisa nocturna. Dependiendo del contexto, el cerebro lo interpretó como un gesto de afecto, una advertencia sutil o un simple contacto inofensivo.
Este mecanismo lo podemos usar a la inversa para decirle a nuestra mente que genere la sensación del que algo no esta pasando cierta parte del cuerpo. Y generar el estímulo en esta parte.
A través de técnicas como la visualización, la hipnosis o la meditación profunda, podemos "engañar" a nuestro cerebro para que genere o inhiba sensaciones en diferentes partes del cuerpo.
Por ejemplo, algunas prácticas de anestesia hipnótica permiten que una persona desactive la sensación de dolor en una zona específica simplemente convenciendo a su mente de que esa parte del cuerpo no está recibiendo ningún estímulo. De manera similar, se pueden inducir sensaciones de calor, frío o incluso de contacto sin que haya un estímulo físico real.
Este mecanismo funciona porque el cerebro no distingue completamente entre lo que imagina y lo que realmente experimenta. Al enfocarnos en la idea de que algo está sucediendo o no está sucediendo en una parte del cuerpo, podemos activar las mismas rutas neuronales que se activan con una experiencia real.
De esta forma en una meditación aislada podemos generar estímulos en diferentes partes del cuerpo teniendo sensaciones y placeres. Al igual que podemos generar la sensación de un abrazo de una persona querida que tanto añoramos.
Este fenómeno se basa en la plasticidad del cerebro y en su capacidad para recrear experiencias sensoriales a través de la imaginación. Al enfocarnos en la sensación de calor, presión o movimiento en una parte específica del cuerpo, activamos las mismas redes neuronales que se activarán si realmente estuviéramos recibiendo ese estímulo.
De esta manera, podemos experimentar placer, bienestar o incluso la sensación de un abrazo de una persona querida, evocando su presencia y el recuerdo de su tacto. Esto no solo puede ser reconfortante a nivel emocional, sino que también puede ayudar en procesos de sanación y bienestar, al brindarnos una sensación de conexión y seguridad.
Yo aca le deje la herramienta ustedes saben como usarla. Se puede usar de muchas formas, desde generar bienestar a placer o curación.
Algunos autores que hablan al respecto.
Milton Erickson – Hipnoterapia Ericksoniana
Descubrió que mediante la hipnosis, las personas pueden experimentar sensaciones de frío, calor o incluso anestesia sin intervención física.
Donald Hebb – Neuroplasticidad y la teoría de Hebb
Su principio "las neuronas que se activan juntas, se conectan juntas" es clave para entender cómo la mente puede inducir sensaciones sin un estímulo externo.
Daniel Goleman – "La meditación y el cerebro", "La inteligencia emocional"
Explica cómo la meditación puede alterar la percepción del cuerpo y generar experiencias sensoriales sin un estímulo externo.
Segundo método
Este método es más avanzado, pero permite alcanzar orgasmos más prolongados. Se basa en el manejo de la energía del cuerpo y requiere ciertos conocimientos de tantra.
Para experimentar esta práctica de manera óptima, es recomendable situarse en un entorno tranquilo y alcanzar un estado de meditación profunda o trance. El objetivo principal es concentrar la energía en el chakra sacro, conocido como Svadhisthana, ubicado aproximadamente dos centímetros por debajo del ombligo.
El proceso inicia visualizando un vórtice energético en esta zona, funcionando como un punto de atracción que canaliza la energía de todo el cuerpo. A medida que la concentración se intensifica, se genera una sensación de acumulación energética, descrita como una presión interna o una concentración de calor, que puede percibirse como un impulso expansivo.
Para potenciar esta experiencia, se pueden inducir contracciones controladas en la parte baja del abdomen, activando los músculos del suelo pélvico. Estas contracciones estimulan la circulación energética, intensifican la sensibilidad y refuerzan la conexión con el flujo de placer. Esta técnica permite modular la excitación y dirigir conscientemente la energía sexual, promoviendo un estado de mayor consciencia corporal y placer prolongado.
La presión ejercida sobre la parte baja del abdomen genera una serie de respuestas fisiológicas que afectan el sistema nervioso, la circulación sanguínea y la excitación sexual. Esta zona alberga estructuras clave como la vejiga, el útero en mujeres, la próstata en hombres y una densa red de terminaciones nerviosas conectadas al sistema nervioso autónomo, lo que permite modular la percepción del placer y la excitación.
En el hombre, la compresión del área suprapúbica puede modificar el flujo sanguíneo hacia los cuerpos cavernosos del pene, intensificando la erección al aumentar la presión venosa. Además, esta estimulación puede generar una respuesta en la próstata y el perineo, amplificando la sensación de placer. La activación de los nervios pélvicos y del pudendo contribuye a una mayor sensibilidad en la zona genital, facilitando un aumento en la intensidad del orgasmo.
En la mujer, la presión sobre el bajo vientre estimula de manera indirecta la estructura interna del clítoris, dado que este órgano se extiende internamente alrededor de la uretra y la vagina. También puede generar una mayor vascularización en la zona pélvica, favoreciendo la excitación mediante la intensificación de la sensación de plenitud y la respuesta muscular del suelo pélvico. La estimulación del plexo hipogástrico y del nervio pélvico puede aumentar la percepción de placer en la región genital y favorecer contracciones musculares involuntarias durante el orgasmo.
A nivel neurológico, la estimulación de esta zona genera respuestas en el sistema límbico y en la corteza somatosensorial, regiones encargadas de procesar la información táctil y emocional relacionada con el placer. Además, la anticipación del estímulo activa la liberación de dopamina en el núcleo accumbens, reforzando la sensación de deseo y satisfacción.
Si la presión se combina con técnicas de respiración y control muscular, como en algunas prácticas tántricas, puede facilitar la redistribución de la energía sexual a lo largo del cuerpo, generando estados de excitación sostenida y orgasmos de mayor intensidad.
A medida que avancemos en la práctica, las contracciones se volverán intuitivas, surgiendo de forma natural sin necesidad de forzarlas. En este punto, la energía se acumulará intensamente en la zona del chakra sacro, generando una sensación de expansión y vibración interna. Durante el proceso, es posible experimentar pequeños orgasmos o descargas placenteras que recorrerán el cuerpo.
Cuando estemos preparados, podremos liberar esta energía, permitiendo que se disperse por todo el organismo y disfrutando plenamente de la sensación de placer. Alternativamente, podemos interrumpir la liberación en su punto máximo y volver a estimular la zona, repitiendo este ciclo una y otra vez. Esta técnica permite intensificar las sensaciones y prolongar el orgasmo, llevándolo a niveles más profundos y expansivos.
Final
La masturbación tántrica es una práctica de autoconocimiento y expansión del placer. No es solo una forma de alcanzar orgasmos más intensos, sino de aprender a controlar la energía sexual y usarla como fuente de vitalidad. Con el tiempo, esta práctica puede mejorar la conexión con el propio cuerpo, aumentar la sensibilidad y llevar a experiencias de placer mucho más profundas y duraderas.
Espero que les guste y practiquen y encuentren la forma que mas se adapte a ustedes.
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