La percepción de la justicia: un enfoque subjetivo hacia el equilibrio emocional y la trascendencia.
La palabra justicia se obtiene de la palabra justo. Esto quiere decir de lo que es correcto, equitativo o igualitario para diferentes personas.
La justicia, a menudo, se percibe en términos de lo que debería haber sido, lo que no fue o lo que nunca será. Este enfoque se centra en una disconformidad con el orden de los hechos y una expectativa de que el resultado debió haber sido diferente.
Cuando sentimos que hemos sido tratados injustamente, generalmente lo asociamos con una expectativa de que la realidad debía ser distinta: que alguien debía habernos dado más, que las reglas debían haber sido aplicadas de otra manera, o que el mundo debería haber actuado de una forma que nos protegiera o favoreciera más. Estas expectativas de "lo que debió haber sucedido" son las que, cuando no se cumplen, crean una sensación de desajuste con la realidad, lo que desencadena una emoción de injusticia.
También podemos ver que la justicia está fuertemente conectada con una percepción temporal: lo que ocurrió en el pasado debe ser rectificado de alguna manera para equilibrar la situación. Esta idea de corrección está ligada a una expectativa de que el futuro debe compensar lo que no fue en el pasado. Es una espera constante de que lo que no se pudo haber hecho bien en el pasado, se repare de alguna forma, para que la balanza se equilibre. Esto nos mantiene en un ciclo emocional, donde no estamos en el presente, sino enfocados en lo que fue y lo que pudo haber sido, pero nunca será.
“La justicia es una percepción interna de equilibrio, donde sentimos que lo recibido compensa, iguala o supera lo que hemos entregado o perdido en una situación.”
En mi consideración la justicia es la nuestra perspectiva sujeto a un acontecimiento externo. Esto quiere decir que se ve afectada por nuestro sentimientos y expectativas que teníamos sobre el hecho ocurrido. Podríamos decir que es una percepción subjetiva a un equilibrio emocional. Lo que importa es cómo se siente para quien lo vive.
Esto debería ser un sistema en equilibrio, como muestra la mística balanza que la representa. Cuando la balanza se inclina hacia nuestro lado, osea nosotros perdemos y somos los afectados y se genera una emoción de injusticia. Ahora cuando nosotros deseamos que la balanza se incline lo mayor posible hacia el otro lado, podríamos definirlo como venganza. Venganza sería la emoción de que la otra persona reciba un castigo igual o mayor que el que hemos recibido.
“no existe peor venganza, que la que nunca llega”
Ahora que pasaria si la persona dañada solo acepta el acontecimiento como algo del destino intrínseco. Podría liberarse de la necesidad de buscar justicia tradicional. La justicia se convierte en una sensación interna de equilibrio o fluidez, donde la aceptación y la comprensión profunda reemplazan la idea de reparación o equilibrio externo.
El desapego del ego de un papel fundamental en este caso como es el de la víctima nos podría hacer entender que muchas veces son acontecimientos reinados por algo mas grande que nos otorgan enseñanzas en nuestra vidas. Y uno en este caso puede ser una demostración de nuestra fortaleza y grandeza.
Pero para llegar a esto la víctima debería entender que no es actor del suceso y que él no tenía control al respecto. Hasta puede llegar a un punto donde puede empatizar con la persona que realiza el daño y entender que esa persona tiene motivos desprendidos de daños subyacentes que genera esos destratos con sus víctimas.
Si liberamos la justicia de la carga de nuestras expectativas y la vemos desde una perspectiva más neutral o incluso más trascendental, podemos empezar a reconocer que, a veces, la verdadera justicia no siempre sigue los lineamientos de lo que creemos que debió suceder. La justicia no siempre es un reequilibrio inmediato de lo que sentimos que hemos perdido, sino un proceso continuo de aceptación de lo que es y de lo que sucede, con la comprensión de que cada experiencia tiene un propósito que va más allá de nuestra visión limitada.
El perdón será la moneda valiosa que le podemos entregar a los victimarios. Esto nos libera de las sogas del sufrimiento para trascender las situaciones que nos acomplejan. Un camino que nos libera de la prisión del resentimiento y la venganza, y nos permite vivir con una mayor ligereza y paz. Nos permite trascender las heridas y, en muchos casos, convertirlas en sabiduría.
El proceso de superar la percepción de injusticia puede, entonces, involucrar dejar ir las expectativas sobre cómo deberían haberse resuelto las situaciones y empezar a aceptar lo que la vida nos ofrece, entendiendo que la justicia no es solo algo que debe darse, sino algo que puede estar presente en todos los aspectos de nuestra experiencia, incluso cuando no se manifiesta de la manera que esperábamos.
Referencia de un texto general sobre filosofía :
Nietzsche, F. (2008). Así habló Zaratustra. Ediciones Akal.
Rawls, J. (1999). Teoría de la justicia. Fondo de Cultura Económica.
Referencia de un texto sobre psicología o tema relacionado:
Beck, A. T. (2011). La terapia cognitiva: Una perspectiva práctica. Ediciones Paidós.
Referencia de una obra sobre ética o justicia desde la filosofía oriental:
Hinduismo. (1999). Los Upanishads. Editorial Kairós.
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